BAÑOS DE VALDEGANGA - CURVA DE LA "CATALANA"

Se trata de un recorrido circular de unos catorce kilómetros, de dificultad media. Tiene tramos alternos de subidas y bajadas, aunque el mayor esfuerzo se realiza en la subida al Cerro de los huesos, prácticamente al inicio de la ruta.

Partiremos de las ruinas del balneario de los “Baños de Valdeganga”, en el término municipal de Valdetórtola y nos dirigiremos, bordeando una cantera de grava, hacia las casas de Buenavista, junto a la carretera CUV-7122, que conduce a la localidad de Valdeganga. Ascenderemos hacia la loma del Cerro de los Huesos en dirección a Las CarbonerasUna vez casi en la cima, en una bifurcación, tomaremos el ramal de la izquierda que nos conducirá a la loma del “Pozo del Infierno”. 

Tomaremos como referencia una torre de telecomunicaciones que sobrepasaremos hasta llegar al borde del acantilado calizo, justo encima del lugar por donde el 2 de octubre de 1957 volcó el autobús de “La Catalana”, cayendo al río Júcar, con el luctuoso resultado de treinta fallecidos. Esta loma conforma la parte izquierda de una hoz cerrada en forma de cañón en perfecta herradura por la que discurre el río Júcar y que acompaña el tramo de carretera de la N-420 entre el PK. 411.5 y el PK. 412.5, por lo que es conocido como la curva del kilómetro. 

Allí se erige una cruz de piedra en memoria de las víctimas del accidente que se ve desde la carretera, pero desde nuestro punto de la ruta, se oculta por la vegetación. Volveremos sobre nuestros pasos hasta llegar a una bifurcación que antes dejamos atrás para descender por el vallejo del lobo, hasta casi llegar a la carretera N-420 en su PK. 113 (850m). Una vez allí tomaremos la pista que asciende hacia la derecha por el arroyo de Peñas Altas hasta alcanzar la cota de 950m para ganar incluso más altura de la que perdimos. No asustarse, pues el ascenso se hace sobre una cómoda pista de subida tan suave como si fuese un falso llano. En ese punto tomaremos hacia la derecha el camino de la Olmedilla y el Zarzoso a Valdeganga, que más adelante abandonaremos para regresar al camino del Cerro de los Huesos de nuevo.

Poco antes de llegar a las casas de Buenavista, esta vez tomaremos una pista que nos conducirá a la carretera N-420, que acompañaremos por el margen aprovechando la poca vegetación existente hasta llegar a las casas de los Baños por donde cruzaremos la carretera en dirección al río Júcar. Una vez alcanzada la ribera izquierda caminaremos aguas abajo hasta llegar de nuevo al balneario abandonado de donde partimos.

Ruta circular de dificultad media.

Distancia: 14km

Desnivel: 383m

Pendiente máxima: 21%

Duración aprox.: 3.5h


EFE / CUENCA

03/04/2011

Los baños de Valdeganga tuvieron su esplendor hace un siglo atrajo y atrajo a gentes de toda España por sus aguas mineromedicinales y que, además, ambientaron la película «Peppermint Frappé», del director Carlos Saura, en 1967, un año antes de su cierre.

 El balneario, conocido como «Baños de Valdeganga» por su proximidad con la localidad del mismo nombre, es de propiedad privada y está enclavado en un paraje de nueve hectáreas muy cerca del río Júcar y a unos 28 km de Cuenca.

Vivió su apogeo en el siglo XIX y a principios del XX, aunque su ocaso fue aprovechado para ambientar los exteriores de la película «Peppermint Frappé» en la que participaron, entre otros, Geraldine Chaplin y Fernando Sánchez Polack para un guión compartido por Rafael Azcona y Angelino Fons. Hasta ese momento, el balneario había atraído a gente de Cuenca y de toda España, como el abogado y político Fidel García Berlanga, el artista Gustavo Torner o el dramaturgo Alfredo Marquerie, que iba «todos los verano».

 El balneario obtuvo todos los permisos para empezar a funcionar en 1876, aunque antes ya se hacía uso de sus aguas porque estaba próximo al camino de Cuenca a Córdoba, Murcia y Granada. Tras la desamortización de Mendizábal, los baños pertenecieron al abogado Juan Patiño de la Fuente, del que el propietario actual es tataranieto.

 Las propiedades de las aguas termales que emanan en la zona están intactas, pero el edificio está casi derruido aunque a simple vista se distingue su arquitectura y estructura. Algunas paredes que siguen en pie, aunque entre matorrales, lucen ahora pintadas que gritan «S.O.S» y «Rehabilitación».

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