Es una zona también rica en vegetación, de exuberantes bosques de brezos, innumerables regueros de agua,
pequeños arroyos de indudable belleza y hermosas formaciones de areniscas que
confieren a esta parte de la Serranía un encanto único. El suelo rocoso formado por dichas areniscas confiere al agua un color rojizo especial.
En esta riqueza de bosque, se mezcla con normalidad las tres clases de pinos de la Serranía: el negral, el rodeno y el albar, junto con el roble melojo, entre otros.
Es de destacar el arroyo de la cañada del Molinillo, con grandes areniscas de paredes verticales. En este punto nos encontramos ya cerca de los 1600 metros de altitud, en la ladera oeste de la Sierra de Valdemeca. Algunos de estos “arroyetes” salvan desniveles de varios metros en su tramo alto, ofreciéndonos pequeñas pozas y peculiares cascadas.
A esta excursión se recomienda llevar zapatillas o botas viejas para cuando haya que atravesar pasos de agua, ropa de cambio, bañador, y conveniente malla o pantalón largo para no arañarse demasiado las piernas en algunos tramos de rocas o ramas de árboles.
La ruta es lineal, por lo que dejaremos parte de los coches en el castro del casar y la otra parte de vehículos al lado del pozo batanero, al final de la ruta. El recorrido nos llevará aproximadamente entre 4-5 horas, dependiendo de la longitud total que hagamos, del nivel y del avance del grupo. En función de esto la alargaremos más o menos.
Al terminar nos podremos bañar, y podemos comer de sobaquillo en alguno de los merenderos que se encuentran en la zona de Valdemoro, es decir, lo que cada uno lleve por su cuenta y la generosidad para compartir viandas y bebida fresca entre los asistentes.

