
Tipo de ruta: Circular
Distancia: 14,5km
Duración aproximada: 4h
Desnivel: 352m
Pendiente media: 3,7%
Pendiente máxima: 15,4%







LA PARRA DE LAS VEGAS (www.turismocastillalamancha.es)
Esta pequeña
localidad se encuentra en la serranía media conquense. Sus orígenes se remontan
a la Edad de Bronce, como muestra el asentamiento encontrado en el Cerro del
Castillejo. También se conservan vestigios de su pasado romano. Merece la pena
visitar su Plaza Mayor en la que encontramos sus principales edificios,
construidos entre los siglos XVI y XVIII, entre los que destaca su iglesia del
siglo XVI, consagrada a la Virgen de la Asunción. Lo que caracteriza a este peculiar
templo es que se trata de una de las cuatro iglesias de la provincia con planta
de dos naves, separadas por arcos de medio punto sobre columnas toscanas.
También son reseñables sus capillas, pertenecientes a importantes familias de
la historia de este municipio, como la de los Escudero, con un retablo
plateresco con reminiscencias góticas; y la de los Condes de Cervera, cubierta
con un magnífico artesonado mudéjar.
Desde la plaza
podemos admirar igualmente las ruinas del palacio de los Condes de Cervera,
antiguos señores del pueblo y el Ayuntamiento. El antiguo palacio de los Condes
de Cervera es actualmente un auditorio al aire libre que podemos visitar, igual
que sus dos ermitas ubicadas en el extrarradio de la población, dedicadas a San
Roque y al Cristo de la Salud, con decoración de estilo rococó.
EL PUENTE DEL CASTELLAR (www.elarteencuenca.es)
Denominado
también “de la Carpintería”, salva el cauce del río Júcar que en su discurrir
por este lugar delimita los términos municipales de Fresneda de Altarejos y La
Parra de las Vegas.
El origen o
motivo para la construcción de este puente se debe a la preexistencia en este
paraje de un molino y un batán (heredad de la Carpintería). Estos ingenios
hidráulicos del Castellar, que eran propiedad del arzobispo de Toledo Gil de
Albornoz y de sus hermanos, fueron donados el 13 de agosto de 1345 al Deán y
Cabildo catedralicio de Cuenca.
A mediados del
siglo XVI el Cabildo levantó en madera un puente para el paso propio desde la
Cañada Real de los Serranos y el Camino Real de Granada con las diversas
pertenencias que la sede conquense detentaba a ambos lados del rio hasta el
siglo XIX.
Ese puente
realizado en madera, con el que se daba acceso a los molinos, permaneció hasta
que en el año 1622, tras sucesivos derrumbes por grandes avenidas del Júcar, se
decidió construirlo en piedra para una mayor consistencia del mismo.
No obstante el puente siguió
periódicamente recibiendo reparaciones hasta que en el siglo XVIII se
produjeron unas amplias obras de reforma y construcción que se ejecutaron desde
el año 1744 hasta el 1748, ofreciendo la estructura actual con que se le
conoce, si bien recientemente se ha procedido a una última restauración.
Tras esta reciente intervención,
consistente principalmente en la reconstrucción del antepecho o pretil y actuación
en algunos daños existentes en los torreones, molduras o listeles y rejuntados,
el puente vuelve a ofrecer su aspecto original que ofrecía en el momento de su
construcción en el siglo XVIII. El puente, realizado en mampostería de piedra y
con sillares en los arcos de medio punto, consta de tres tramos y dos ojos
además de contar con dos pilares o estribos poligonales a los lados del mayor
de los arcos.
Un listel o
moldura lisa a modo de imposta, formada por una hilada de sillares de similar
tamaño, discurre por la parte superior de los arcos y pilares delimitando el
arranque del pretil.